CONSEJOS PARA EL CUIDADOR

Los cuidadores profesionales conocen bien las dificultades que suponen los cuidados de los pacientes con demencia y por ello pueden ayudar a que las familias aprendan a cuidar, conozcan los aspectos más importantes en el mantenimiento de la salud y no caigan en situaciones frecuentes de sobreprotección y agotamiento.
Aquí reflejaremos una serie de propuestas útiles para “cuidar al cuidador” con el objetivo de que su calidad de vida no se deteriore:

1- Es muy importante que el cuidador del paciente sepa reconocer que necesita ayuda, y que ello no le distraerá de su labor de cuidar sino que lo hará más eficaz.

2- Es necesario aceptar que las reacciones de agotamiento son frecuentes e incluso previsibles en un cuidador. Son reacciones normales ante una situación “límite”, pero que necesitan apoyo. Si se detectan estos signos/reacciones, no ocultarlos por no querer a asumir que "se está al límite de sus fuerzas", ni tampoco por miedo a no ser un cuidador excelente.

3-Se debe aprender a solicitar ayuda:
3.1- Solicitar ayuda a miembros de la familia. Ser capaz de delegar tareas a otros familiares cuando no se puede llegar a todo.

3.2- Solicitar ayudas sociales o externas. No temer acudir a un profesional (psiquiatra o psicólogo) y/o a grupos de auto-ayuda de asociaciones de afectados por la Enfermedad de Alzheimer que resultan ser muy eficaces.
4- Solicitar información y formación adecuada sobre aspectos médicos de la enfermedad: evolución futura, posibles complicaciones, medicación, conocimientos prácticos para afrontar los problemas derivados tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente, etc. Todo ello favorece la sensación de control y de eficacia personal.
5- Marcarse objetivos reales y factibles a corto plazo en las tareas de los cuidados del enfermo. No mantener expectativas irreales (Ejemplo:"El enfermo no va a empeorar más de lo que está"), ni tampoco ideas omnipotentes sobre uno mismo (Ejemplo:"Voy a solucionar todos los problemas yo sólo").

6- Mantenerse motivado. Autoreforzarse en los éxitos, felicitándose a uno mismo por todo lo bueno que va haciendo. No fijarse sólo en las deficiencias y fallos que se tenga.

7- No olvidarse de uno mismo y cuidar de su salud. Intentar tener espacios de descanso, dormir las horas suficientes y mantener una alimentación adecuada. Permitirse un merecido descanso diario o semanal, fuera del contacto directo con el enfermo.

8- Evitar el aislamiento de sus relaciones sociales habituales. Obligarse a mantener el contacto con amigos, familiares y gente de su entorno. Salir de la casa con otras personas, no quedarse encerrado. Los vínculos afectivos cálidos amortiguan el estrés.

9- Saber poner límite a las demandas excesivas del paciente. Hay que saber decir “no”, sin sentirse culpable por ello.

10- Planificar las actividades de la semana y del día. Establecer prioridades en las tareas, diferenciando lo urgente de lo importante. Decidir qué cosas no va a poder realizar con bastante probabilidad. La falta de tiempo es una de las primeras causas de preocupación.

11- Fomentar la independencia del paciente. Dejar que el enfermo de Alzheimer mantenga todas las actividades que puede hacer por sí mismo, aunque lo haga lento o mal.

12- Hacer uso de Centros de día, Residencias para ingresos temporales, o personal contratado de asistencia domiciliaria o para tareas del hogar si la situación lo requiere.

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